La Ertzaintza ha irrumpido en el acto de recuerdo a Jon Paredes "Txiki" que celebran anualmente sus familiares en el cementerio de Zarautz, con la excusa de que la Audiencia Nacional le había ordenado vigilarlo para que no se cometiera ningún delito.
Gara, Zarautz * E.H
Una dotación de efectivos antidisturbios de la Ertzaintza ha irrumpido en el cementerio de Zarautz poco antes del mediodía, cuando familiares y allegados de Jon Paredes "Txiki" se disponían a rendirle tributo ante su tumba, como vienen haciendo todos los años desde que fue fusilado por orden de la dictadura franquista, hace hoy 35 años.
Los policías han justificado su presencia alegando que tenían órdenes de la Audiencia Nacional española de vigilar el acto, con el fin de que no se cometiese ningún delito.
Tras un rifirafe con los familiares, los ertzainas se han apostado a pocos metros de la tumba de "Txiki", ante la cual ha tenido lugar una ofrenda floral y se ha bailado un aurresku de honor. Otras dos personas vestidas de paisano y ajenas a la familia han seguido el acto mezcladas entre familiares y amigos.
El año pasado, una dotación de antidisturbios de la Ertzaintza y agentes de paisano, auto en mano, también se personaron en el cementerio. Ataviados con escudos, cascos, porras y peloteros, ordenaron retirar la ikurriña y la bandera republicana colocadas sobre la tumba de "Txiki", junto con cinco claveles rojos que hacían referencia a los cinco fusilados el 27 de setiembre de 1975.
Aunque la madre, hermanos y otros familiares de "Txiki" trataron de explicar a los agentes que únicamente pretendían estar unos minutos en silencio en aquel lugar, los ertzainas obligaron a salir a todos del cementerio e identificaron a cuatro familiares y allegados.
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